Llegó la hora de la comida, y como la lluvia seguía sin parar de 'déranger', tuvimos que realizar el almuerzo en un merendero cubierto en la cima de la colina de Fourvière; para acceder a la cual tuvimos que subir unas escaleras que a más de uno se le hicieron larguííííísimas (y es que varios que las contaron dicen que fueron 408 escalones). Tras reponer fuerzas, fuimos a una 'soierie' (taller de trabajo de la seda) donde nos explicaron el arduo trabajo que supone producir obras hechas de este caro material; tanto es así, que un día sin inconvenientes y en el que todo vaya bien solo se puede avanzar en el tejido un máximo de 30 centímetros.
Tras esto, tuvimos una hora libre de compras por la zona de Bellecour, que en cierta manera se podría decir que equivale a la Calle Preciados de la ciudad madrileña.
A las 17 horas volvemos al colegio hasta que nuestros 'correspondants' salen, momento en el que nos vamos a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario